
La Noticia:
Violencia y arrestos en masa cuando el anterior primer ministro de Pakistán, Imran Khan, es detenido bajo cargos de corrupción… (bbc.com).
Comentario:
Si arrestaran al anterior presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, con cargos de corrupción, ¿miles de personas saldrían a las calles a protestar por su liberación? No parece probable. Tal vez el expresidente tendría algunos defensores en Twitter, pero ¿gente que se arriesgue a ser golpeada y apresada por su causa? En el caso de Imran Khan, ex primer ministro de Pakistán, está sucediendo. ¿Qué está pasando en Pakistán? ¿Por qué Imran Khan es odiado por el gobierno y el ejército, pero apreciado por el pueblo?
Imran Khan nació en 1952 y estudió en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Al parecer, fue un playboy en Londres, aunque él asegura que nunca bebió alcohol. Esto es algo importante en un país musulmán que prohíbe la bebida. Desarrolló talento para el cricket y llevó, o al menos ayudó, a Pakistán a conquistar la Copa Mundial en 1992. En un país donde el cricket es muy popular, esto lo llevó a ser una figura destacada. Luego hizo una campaña para construir un hospital contra el cáncer en memoria de su madre y, al ser su nombre conocido, dio el salto a la política.
Creó un partido político que tardó en despegar, pero que lo ayudó a ganar las elecciones en 2018. No fue mérito sólo del partido, sino también del ejército. Pakistán es un país con historia de golpes de estado por militares o de manipulación indirecta de los generales. Khan y sus promesas de un “gobierno de cambio” y de acabar con la corrupción (¿suena conocido?) conquistaron el favor del ejército y se dice que estos maniobraron para que las elecciones le favorecieran. Una vez en el gobierno, Khan quedó corto con sus promesas (¿película conocida?). La inflación se disparó y la moneda se devaluó. Cabe mencionar en su favor que fue uno de los países donde la pandemia fue leve y que aumentó la cobertura de los servicios médicos para gran parte de la clase pobre.
Dos generales del ejército se enfrentaron entre sí: el jefe, general Bajwa, y el que parecía su sucesor, general Hameed. Khan tomó partido por este último y cayó de la gracia del general Bajwa. Este aprovechó que Khan había nombrado a un político sin experiencia a un cargo público (en otras partes ocurre y no pasa nada) y amotinó a la oposición. Khan perdió por sólo tres diputados un voto de “no confianza” y quedó fuera del gobierno.
Pero no quedó fuera de la política. Libre de la influencia del ejército, se convirtió en un villano durante sus manifestaciones. Mucha gente lo apoya y quiere que se presente a las nuevas elecciones. El gobierno ha presentado muchos cargos de corrupción en su contra, incluido uno en el que se dice que vendió regalos de funcionarios extranjeros que visitaron el país. Khan niega todos los cargos. Sin embargo, una acusación relacionada con una cesión de terrenos a una universidad le valió el arresto con un considerable despliegue de fuerza. La Suprema Corte declaró ilegal el arresto, lo que la pone en confrontación con el ejército.
Los seguidores salieron a las calles por todo el país. Los enfrentamientos son los típicos: fuerzas antimotines contra gente con palos y piedras. Ya suman miles los arrestados y más de diez muertos. Si es condenado, Khan no podrá participar en las elecciones, lo cual es, sin duda, lo que busca el gobierno. La historia continúa con el país semi paralizado. ¿Podrá el ejército seguir controlando el gobierno de Pakistán? Es una lección de que el ejército no debería fortalecerse.
Sergio Alonso Méndez posee un doctorado en Negocios Internacionales por parte de la Universidad de Texas
salonsomendez@gmail.com