Rubén Andrés Moreno de la Rosa

El mundo del siglo XXI se enfrenta a una nueva serie de desafíos económicos, sociales y ambientales de tal magnitud, que la acción de los gobiernos y de la sociedad civil ya no resultan suficientes, por lo cual es necesario incentivar la participación del sector privado para combatirlos y es precisamente en este contexto donde el Sistema B y las Empresas B permiten hacer un replanteamiento de la forma en que pensamos en las corporaciones.

El Sistema B es una organización creada en el 2012 en América Latina cuyo principal propósito es lograr que el éxito no se mida sólo en dinero, sino también en bienestar de las personas, las sociedades y la naturaleza y para ello busca crear un ecosistema que favorezca el crecimiento de las empresas B y los agentes económicos que usan sus recursos para resolver problemas sociales y ambientales.

Las Empresas B, podemos definirlas como aquellas donde se invita a los accionistas a comprometerse legalmente con 3 cosas: considerar los intereses no financieros al mismo nivel que los financieros, asumir la gestión de impactos sociales y ambientales con el mismo rigor que los financieros y a aprobar una evaluación externa frente a parámetros globales robustos y reconocidos.

Las empresas B buscan no sólo ser rentables, sino que además quieren aportar a la sociedad y al planeta, a diferencia de las empresas tradicionales las cuales son más reservadas con su información y procesos, su principal y única finalidad es producir dinero, sin importar el impacto que tengan en la sociedad y el ambiente y ciertamente no son sujetas de ninguna evaluación externa sino sólo el escrutinio de los accionistas.

En este sentido algunas de las principales diferencias entre estos tipos de empresas son: en las empresas B, los intereses de mercado se alinean con los de la sociedad mientras que en las empresas tradicionales su principal objetivo es generar dinero; las empresas tradicionales trabajan en la confidencialidad, mientras que las empresas B son sujetas a evaluación externa.

Como se puede apreciar las empresas B son un modelo de negocio que promete cambiar la forma en la que se percibe la economía actual, sin embargo, éstas no fueron creadas en América Latina, sino que la idea surgió en el 2007 en Estados Unidos por la organización B-Lab, la cual, para el 2018 había logrado certificar a 2 mil 650 instituciones como empresas B y más de 50 mil empresas que han usado las herramientas de B-Lab para mejorar su gestión social y ambiental.

Continuando con lo anterior, Sistema B precisamente busca promover la creación de empresas B en América Latina mediante una alianza que tiene con B-Lab, sin embargo esta organización va aún más allá del modelo práctico de construcción de capital social, promoviendo la colaboración y la confianza entre 6 comunidades: Empresas B, grandes compañías, agentes de políticas públicas, inversionistas, academia y líderes de opinión. De esta forma, se promueve la colaboración, se alinean intereses y se construye confianza entre estos actores del mercado.

No obstante, el desarrollo de estos sistemas no se hubiera podido lograr sin la participación de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina-, y el Banco Interamericano de Desarrollo-BID los cuales, además de recursos financieros y técnicos, han conectado a los emprendedores con los mercados globales.

Como se puede apreciar, los desafíos del mundo moderno nos exigen un cambio en la perspectiva empresarial, pues a pesar de los esfuerzos de la ciudadanía y de las autoridades, estas situaciones simplemente las rebasan, por lo que resulta necesario crear un ecosistema donde el sector privado debe poner sus bastos recursos económicos e intelectuales para resolver los problemas sociales, económicos y ambientales que nos aquejan hoy día.

Muchas gracias por su atención y si desean compartir opiniones pueden mandarme mensaje a mi correo rubenmoreno0034@gmail.com.