Salvador Rodríguez López
El jueves pasado quedó de manifiesto que el presidente de la República aplica la política del azadón, al evitar comprometerse con los planteamientos que le hizo el gobernador Martín Orozco, pero lo comprometió a que su administración aportara el 50% que se necesite para favorecer a las personas de 18 a 65 años que tengan alguna discapacidad permanente, mientras que el otro 50% lo entregará la Federación.
Lo anterior será posible durante 2022, una vez que ambos niveles cumplan todos los procedimientos, por lo que seguramente hasta mediados del año podrían entregarse los primeros auxilios, lo que por otra parte el actual mandatario estatal le dejará como “regalito” a quien lo suceda, porque al ser un acuerdo intergubernamental no hay marcha atrás y menos lo permitirían los beneficiados.
Orozco Sandoval expuso en la visita presidencial que se requería de una presencia significativa de las fuerzas armadas para que colaboren con las corporaciones policíacas a blindar los límites con los estados de Zacatecas y Jalisco, principalmente con el primero, que en las últimas semanas ha sido noticia internacional por la serie de cuerpos colgados que han aparecido en varios puntos, pero lo más preocupante es que 10 de ellos fueron en el municipio de Cuauhtémoc, que colinda con Cosío, Ags., por lo que existe el temor que algunas células del crimen organizado se “brinquen” hacia esta entidad, como ha sucedido con Asientos, donde la cercanía con Loreto, Zac., provoca que varios individuos traten de afincarse en territorio aguascalentense.
En respuesta, el mandatario nacional dijo que ya se puso de acuerdo con el Gobierno zacatecano -que pertenece a su mismo partido-, para ampliar el número de efectivos federales, que de entrada se hicieron cargo de la seguridad de Cuauhtémoc y Loreto que no tenían policías, lo que aún cuando es un avance, de cualquier manera lo que se pretende es evitar la temida “operación cucaracha”, que en función de la persecución de que sean objeto, las bandas de facinerosos busquen nuevos refugios y uno de ellos podría ser Aguascalientes.
El otro asunto que trató MOS fue sobre un programa integral del agua, ya que el acuífero que alimenta las necesidades locales está sobreexplotado, lo que genera que cada vez sea menos el suministro que reciben los habitantes de los centros urbanos, pero para el titular del Ejecutivo Federal esto es peccata minuta, por lo que se fue por la tangente al felicitar a Orozco “por su buen gobierno” y a los aguascalentenses de ser ejemplo de laboriosidad, pero nada dijo de enviar el apoyo federal que se requiere, aún cuando refirió a que tiene información sobre el estado que guarda la red de agua potable, que en algunos casos data de hace 40, 50 o más años, por lo que se calcula que casi el 30% de lo que se extrae de los veneros se va en fugas.
Con lo expuesto el inquilino de Palacio Nacional demostró, una vez más, que es astuto, que sabe salirse por la tangente para no envolverse y en lugar de una respuesta puntual recurre al viejo ardid de responder sin comprometerse.
Otro punto que no pasó desapercibido fue la rapidez con que llegó y se fue, por lo que no dio oportunidad a los empresarios y otros representantes sociales de expresar sus inquietudes, principalmente en lo que se refiere a la reactivación económica y creación de empleos, que son tan necesarios para enfrentar la crisis que persiste y que sin duda será mayor en los primeros meses de 2022. El desdén es parte de los nuevos tiempos de la administración pública.
SE ACHICA EL PAN
La representación aguascalentense del Partido Acción Nacional ante el Congreso de la Unión continúa desintegrándose, como reflejo de la forma en que se conduce el CEN, por lo que a ese paso se va a quedar únicamente con la ex alcaldesa Teresa Jiménez y uno que otro que quiera seguir las directrices de Marko Cortés.
Primero fue la senadora Marta Márquez Alvarado, quien se declaró independiente y ahora el diputado federal Roberto Valenzuela renunció a su militancia para convertirse en morenista, por lo que en la Cámara alta sólo queda Juan Antonio Martín del Campo, que si continúa percibiendo que los dados están cargados podría pasarse a otro partido.
El caso de Valenzuela es más grave porque su salida de las filas blanquiazules no se dio por razones ideológicas sino por las amenazas que ha recibido del “chicahual falsati”, recién designado presidente del Comité Directivo Estatal, al que responsabiliza de lo que le pueda sucederle a él y a su familia, aunque no precisó cuál es el problema que hay entre ellos.
Su dimisión a las filas albicelestes fue nota nacional, en que se dio cuenta de las “amenazas de muerte” que dijo ha recibido del falsati. La gota que derramó el vaso fue el jueves de la semana pasada, cuando votó en la Cámara por la ratificación de Pablo Gómez como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, de la Secretaría de Hacienda, lo que le fue recriminado por su bancada. En su defensa, dijo que lo hizo por congruencia: “Por los meses que me he desempeñado como diputado federal me di cuenta que la realidad, la verdad y la congruencia de apoyar, beneficiar y sacar de la pobreza y dignificar a mis hermanos está clara, es con el señor presidente y con MORENA”.
Sostuvo que haber votado a favor de Gómez le atrajo insultos y lo acusaron de traidor, por lo que no dudó en abandonar las filas azules toda vez que “me consta que hay mayor unidad y libertad de voto en MORENA (…) y que me recibe una nueva bancada y de manera tan cordial, respetuosa y cálida, tienen mi reconocimiento”.
Su despedida del grupo panista fue entre imputaciones de “corrupto” y “traidor”, sin embargo Roberto Valenzuela afirmó que lo hizo para proteger a su familia, para ello “estoy presentando una denuncia contra el ex diputado federal Javier Luévano Núñez, y quienes resulten responsables, si algo le pasa a mis seres queridos o a mí por amenazas a nuestra seguridad. En esta denuncia señalo las amenazas, las evidencias y acciones que nos han hecho. Aunque temo por perder la vida, sé que mis hermanos indígenas están conmigo y nos cuidarán, porque aunque tengamos diferencias, entre nosotros nos protegemos”.
El origen de la enemistad con el chicahual calvillense podría estar en que fue favorecido luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) rechazó a Luévano Núñez por haber falseado documentos para acreditarse como miembro de una etnia indígena, por lo que en su lugar quedó Valenzuela.
EVOCACIÓN
La presentación que hizo Daniela Perales Bosque de su primer libro, titulado “En el camino a casa”, permitió retroceder en el tiempo, al verle esos ojos azules y pelo rubio característicos de su padre y que heredó de su abuelo y sus tíos-abuelos, principalmente de Armando y Jorge Perales, que en la quinta y sexta década del siglo pasado sobresalieron como consumados deportistas. Ambos se distinguieron en el futbol local como defensas del Club América, formado por los adinerados del pueblo y tenían como rival al Club Morelos, integrado por trabajadores ferrocarrileros, lo que generaba enfrentamientos en el terreno de juego y en las graderías, sin embargo, pese a su corpulencia ambos hermanos nunca jugaron de manera ruda y cuando se generaba alguna jugada en que el contrario se dolía de una entrada fuerte pedían disculpas. De manera particular Armando alternaba el futbol con el tenis, donde más que tratar de ganar un trofeo buscaba hacer más amigos, lo que se le facilitaba por la sonrisa que le acompañaba. Se comentaba que en su trato con los trabajadores de la embotelladora Coca Cola, de la que era gerente, fue cordial, por lo que sólo en contadas ocasiones tuvo que actuar con energía. Esos son los genes de los que proviene la recién desempacada escritora Daniela Perales, que entra a un mundo difícil por lo competitivo y a veces incomprendido, pero que una vez que saboree el reconocimiento de la comunidad intelectual sabrá continuar por el camino que se ha trazado. Enhorabuena y a seguir adelante en la creatividad.