RODRIGO ÁVALOS ARIZMENDI
En Aguascalientes hizo crisis el paro parcial de unidades de transporte urbano, afectando a miles de ciudadanos cuyo único transporte son los camiones urbanos. Los concesionarios de este servicio supieron esperar el momento exacto para tratar de asestar el golpe al bolsillo de la población. Aguardaron a un momento coyuntural en donde el gobierno actual está ya a unos días de irse, y el próximo gobierno aún no puede tomar cartas en el asunto, aunque es muy probable que le dejen esa papa caliente para que sea uno de los problemas con los que se estrenará la siguiente administración, para lo cual deberán negociar acertadamente con los concesionarios, pues mal inicio será el comenzar el sexenio autorizando un alza en el transporte urbano, pues no hay que olvidar que lo que más lamenta la población es cuando le afectan el bolsillo. Ahora sí que mal comenzaría la semana para el que es ahorcado el lunes.
El asunto del transporte urbano se fue dejando al garete a sabiendas de las condiciones en que las unidades se encontraban, así como la manera tan inhumana en que laboran los choferes, con jornadas de más de 12 horas. Obviamente eso se refleja en un pésimo servicio a ojos vistos, y en donde el área encargada de tener el control no hizo algo, por ello hoy los concesionarios están envalentonados y sin temor alguno han parado a la mitad de sus unidades con el único fin de presionar para que les sea autorizado un aumento en el costo del pasaje. Ellos han pedido casi el doble de lo que cuesta ahora y, según lo dicho por uno de los concesionarios más influyentes, ahora pretenden que la parte que no les cobran a los estudiantes, o sea la parte que se les descuenta, la pague, lo subrogue el gobierno, pues dijo que esa prestación no tienen porqué pagarla ellos, los concesionarios. Obviamente que el gobierno no cederá en esas pretensiones, pues al momento de otorgar las concesiones son muy claras las reglas.
Hoy desafortunadamente la población se encuentra en el total desamparo ante esta embestida. Lo que sí es un hecho es que de este paro sí se autorizará un aumento, no en la proporción que están solicitando, pero sí lo habrá. Normalmente cuando suceden este tipo de conflictos se pide mucho para que al final, luego de las negociaciones, el aumento quede en lo que de antemano habían previsto los líderes. Y es curioso, los concesionarios piden aumento en el pasaje pero nunca han dicho a cambio de ese aumento qué mejoras tendrá tanto el servicio que ofrecen, como el salario de los choferes. Seguimos siendo un país en que todo es para el vencedor. Esta semana veremos en qué termina este asunto, mientras tanto la población a seguir padeciendo estas vicisitudes.
LAS DEPORTACIONES QUE VIENEN
De temer es sin duda la advertencia que ya lanzó el presidente electo de los Estados Unidos en varios rubros, como el económico, el muro, el de los migrantes, el comercio, etc. Con eso reafirmó lo que había prometido a los electores norteamericanos en su campaña. Sin duda que el asunto que tiene que ver con los migrantes es probablemente el tema más sensible de todos porque le pega directamente la dignidad de las personas. Ellos son los que reciben todo este ataque del racismo, la hostilidad, de todo este acoso de la verdadera y rabiosa oleada de agravios y de insultos que en la campaña de Donald Trump, incitó, vaya o no vaya a cumplir, él totalmente con sus bravatas. El clima de odio está sembrado y frente a eso es a lo que desgraciadamente no creo que por muy buenas intenciones, como tiene el gobierno de México, se pueda hacer algo para revertirlo.
Hay un hecho que no nos gusta reconocer: La migración tiene, en el caso de México y los E.U., un componente de expulsión nacional. Los migrantes, la gente que se fue, hace 10, 15 o más años, o los que van y regresan, no lo hacen por afanes turísticos, ni por cubrir un rito cultural, pues es parte de la cultura irse al otro lado y luego regresar con una camioneta grandota, de llantas muy anchas y rines cromados, eso no es cierto. La gente se fue porque México no les brindo la seguridad económica que su legítimo deseo requería. Y hasta hoy nos damos cuenta de que los queremos ayudar. Yo preguntaría: ¿Por qué no los ayudamos cuando estaban aquí? ¿Por qué no los atendió México, esta patria que todos dicen que es generosa y que abriga a sus hijos y los cuida? ¡Mentira! Cuando estaban aquí los dejamos ir por falta de oportunidades, por falta de empleo. Y hoy, cuando allá también se les están poniendo las cosas tan difíciles como para pensar en un regreso, algunos quizás voluntario, otros forzados por la potencia de las deportaciones con las que amenaza el nuevo gobierno americano, ahora sí los vamos a ayudar, ahora sí se les tiene un trabajo. Un alto funcionario del gabinete de Enrique Peña dijo que esta es una oportunidad para aprovechar la mano de obra calificada. ¿Calificada en qué? ¿Cuál es la mano de obra calificada de los que se fueron? Los que se fueron al trabajo agrícola, al área de servicios. Porque los que se fueron a la industria son muy pocos. Muchos de ellos, y nosotros los hemos visto cuando viajamos a los Estados Unidos, trabajan en los servicios simples de la industria turística, de la jardinería, en el mantenimiento, electricistas, fontaneros, carpinteros, cocineros, etc. Esos son a los que ahora ya se les tiene reservado un lugar en el paraíso del cual previamente fueron expulsados, porque en México la realidad se plantó frente a ellos y les enseñó la puerta de salida. Hoy decimos que los vamos a ayudar, que tenemos consulados móviles para ayudarlos. Eso es una maravilla, siempre y cuando nos expliquen qué va a hacer Trump frente a un consulado móvil. ¡Le va a dar risa!
¡Se arreglarán los asuntos de una política de estado en los Estados Unidos poniendo consulados móviles atendidos por burócratas de la Secretaría de Relaciones Exteriores? ¿Así es como se quiere remediar uno de los peligros geopolíticos más grandes de la historia de México? Creo que no se va a poder ¡expidiéndoles actas de nacimiento mexicanas en los E.U! ¿Para qué les van a servir? Solamente para que los señalen de que son “mojados” con acta de nacimiento. La conclusión es que el problema no es lo que México puede hacer por ellos. El asunto es lo que no se hizo en momentos de tranquilidad, frente a lo que hoy sí puede hacer un gobierno agresivo, violento, represor y violador de derechos humanos, como el que se avecina en los Estados Unidos. Creo que México hoy no puede hacer…absolutamente nada.