
Ante el debate público que suscitaron los libros de texto gratuitos, el 4 de agosto pasado, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) tomó partido e hizo el siguiente pronunciamiento: “Defenderemos los libros de texto gratuitos porque son una herramienta fundamental de justicia social que fortalece la gratuidad, equidad y obligatoriedad educativa, afianzando el derecho humano a la educación”. Evidentemente, se entiende que la intención del SNTE es quedar bien con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, más que con los niños y adolescentes del país. Sin embargo, el pronunciamiento resulta ser realmente un homenaje y reconocimiento al Presidente Adolfo López Mateos y a Jaime Torres Bodet, quienes fueron los creadores de los libros de texto gratuitos y quienes hicieron justicia social a toda la niñez mexicana con la entrega gratuita de los libros de texto para su educación. Ahora bien, si tanto le interesa la educación de los niños al maestro Alfonso Cepeda Salas, secretario general del SNTE, en su oportunidad también hubiera protestado y exigido al Presidente López Obrador que no acabara con las Escuelas de Tiempo Completo, que no recortara drásticamente el presupuesto de educación especial (pues afecta a los pequeños con discapacidad) y que no hiciera tantos recortes a los recursos de operación educativa, en detrimento de los alumnos más vulnerables.
En otro apartado del mismo pronunciamiento del 4 de agosto, el SNTE manifiesta: “Defender los libros de texto gratuitos… no implica tener una posición acrítica sobre su contenido”. Esto está muy bien, por lo que ahora se espera que el señor secretario general del SNTE dé a conocer sus críticas a los libros de texto gratuitos; pues sus observaciones y sugerencias servirían para reorientar y mejorar los contenidos de los libros de texto en debate.
Y con fecha 17 de agosto, de la semana pasada, el secretario general del SNTE, mediante un desplegado en los periódicos, exige al Gobierno del Estado de Aguascalientes “que los libros de texto gratuitos y los materiales educativos complementarios correspondientes al ciclo escolar 2023 – 2024 sean entregados a las y los docentes de la entidad federativa con toda oportunidad”. Tal vez el maestro Alfonso Cepeda Salas no sepa que, hasta esta fecha, los libros de texto para secundaria aún no están impresos. Entonces, no hay qué entregar en este nivel.
Y casi al final de la exigencia al Gobierno del Estado, el SNTE subraya que “La judicialización de la distribución de los libros de texto gratuitos traslada la política a la escuela y se convierte en violencia cultural”. Sea dicho con todo respeto, violencia pedagógica y cultural es pretender que los niños y adolescentes, así como los maestros, sólo piensen conforme a la ideología del partido político en el poder, en detrimento del inalienable derecho de su libre determinación. Así como violencia educativa y cultural es imponer en los puestos oficiales de gestión administrativa y de dirección educativa a dirigentes o personeros del SNTE, habiendo personas y docentes de reconocido prestigio académico. Además, violencia educativa y cultural es resolver problemas de las escuelas conforme a los designios del SNTE, habiendo normas para la solución de conflictos o problemas de toda naturaleza. Cada organismo tiene su campo delimitado, su propia estructura, funciones y propósitos definidos. ¿Por qué, entonces, invadir funciones?
En fin, ante la polémica de los libros de texto gratuitos, los padres de familia pueden estar seguros de que sus hijos serán bien atendidos; porque están las maestras y los maestros en las escuelas. Antaño se decía: “Podrán faltar aulas y pupitres, podrán faltar materiales educativos y otros apoyos; pero habiendo un maestro, ahí la educación está a salvo”. Hoy las maestras y los maestros siguen haciendo honor a su profesión.