El pasado viernes se reunió parte de la crema y nata del panismo nacional. Esto fue debido a que en Aguascalientes se llevó a cabo la Reunión Plenaria Nacional de los diputados panistas. Como te podrás imaginar, el evento también sirvió como pasarela para las figuras de peso blanquiazules que han mostrado sus deseos de alcanzar la candidatura a la presidencia. Algunos con más desparpajo que otros, como sería el caso de Santiago Creel Miranda, quien sin tapujos ya declaró abiertamente sus aspiraciones y, el cual, aquí entre nosotros, es el que más posibilidades tiene tanto de alcanzar la candidatura como de lograr un buen resultado si es que el presidente López Obrador persiste en socavar la estructura política y social de nuestro país con sus absurdas e intolerantes ideas de lo que él cree es el «México Ideal», y que sólo ha logrado empujar al país a estratos que posteriormente serán sólo y únicamente los que cavarán la tumba de lo que antaño era un país, con problemas, sí, pero no a los niveles que se han tornado hasta ahora.

Otra actora política, que es, para hablar en plata pura, una arribista al Partido Acción Nacional, es Lily Téllez, que llegó al Senado de la República vía el dedo «todopoderoso» de Andrés Manuel López Obrador, pero que posteriormente defeccionó a la bancada de Morena, siendo acogida de inmediato por los blanquiazules. Y hoy, con escasa historia en dicho partido, ya busca la candidatura. Es importante comentar que la imagen viva de ella que se tiene en la memoria de los ciudadanos es la de una mujer conflictiva, agresiva, prepotente y grosera. Para nada se ha mostrado como una dama. Pues el hecho de debatir ideas no es sinónimo de agresión, brusquedad, altanería que raya en la grosería. De Lily Téllez no hemos visto un solo debate de altura, con argumentos convincentes. Todos sus debates han sido de muy bajo nivel, de insultos y rayando en la vulgaridad. No cabe duda de que ella y su hacedor político – AMLO – estaban hechos el uno para el otro.

Al evento panista del viernes también asistió el ex presidente Vicente Fox, quien, sin duda, es uno de los estandartes panistas que va a actuar mucho en la próxima campaña presidencial. Fox ya está lejos del bien y del mal. Ya pasó, no sin muchas presiones, la racha tremenda de ataques presidenciales vía López Obrador, quien al llegar al poder se lanzó sobre Fox. Andrés Manuel, sabemos, es un tipo, entre otras inmoralidades, rencoroso a más no poder. Por ello les quitó la pensión a los ex presidentes, el más afectado fue Fox. Después le ha hecho la vida imposible para la obtención de los permisos para comercializar el cannabis.

A López Obrador, que tiene una muy buena memoria, no se le olvida cómo el 7 de abril de 2005 los legisladores panistas lo desaforaron, con la aprobación de Fox y con la complicidad de los ministros de la Corte. Pero lo que más le cala es que no llegó a la presidencia en el 2006 por el apoyo que Fox le dio a Calderón. López Obrador se sintió, y se sigue sintiendo, robado en esa elección.

Fox, como decía, va a ser una figura importante en la próxima campaña presidencial en lo referente al apoyo que dará a quien sea el candidato de la alianza PAN, PRI, PRD. Fox tiene su “clientela” electoral que ya probó con Morena y ahora se muestra arrepentida.

Volviendo al tema inicial, quien presidió la Reunión Plenaria Nacional panista fue su dirigente nacional, Marko Cortés. Un hombre muy joven, pero con un gran camino ya recorrido dentro de la política nacional. En octubre de este año cumplirá 46 años, pero la verdad es que se ve mucho más joven, a pesar de sufrir un poco de alopecia. En el evento con los legisladores y con la presencia de panistas de las altas esferas, Cortés les dirigió un mensaje en el que afirmó: “Nuestros gobiernos no serán perfectos, pero lo que sí les puedo asegurar en apego absoluto a la verdad es que nuestros gobiernos por mucho, pero por mucho, son mejores que los de Morena, y por eso vamos a ir con todo para ganar, con la sociedad, vamos con todo para ganar la presidencia de la República”. Lo anterior fue parte del evento político. Pero había otro acto programado para dar el cerrojo final con broche de oro a los trabajos que durante dos días tuvieron los panistas en Aguascalientes: un muy merecido homenaje póstumo a Felipe González González, primer gobernador panista en Aguascalientes. En ese evento se reconocería la personalidad, obra y pensamiento del ex gobernador, que aún se mantienen vigentes a pesar de las circunstancias cambiantes del paso del tiempo. Su figura es relevante por haber sido el primer panista que arrebató el control político de la entidad al partido hasta entonces hegemónico en Aguascalientes, el PRI. Su legendaria presencia es casi material en Aguascalientes a tan sólo dos meses y medio de su desaparición terrenal.

De Felipe recordamos sus discursos que revelaban un manejo magistral del lenguaje, al que no escapaba cierta intención poética y el uso fino de figuras de la retórica: de la metonimia a la alegoría, de la metáfora a la parábola, del símil a la sinécdoque. Lector incorregible que gustaba de repetir expresiones que le llamaban la atención, que primero le divertían y luego le resultaban útiles en la arquitectura de sus discursos. Polemista feroz y temible, desde muy joven paralizaba a contrincantes y seducía a las audiencias. Osado hasta la temeridad, para él la multitud era una suerte de criatura feroz. Como orador nato, improvisaba maravillosamente y si acaso se apoyaba en algún escrito preparado que sólo merecería el reojo de tiempo en tiempo.

Felipe González fue el incomparable enfant terrible de la política de su tiempo. Su temperamento “impulsivo”, rasgo que nunca lo abandonó. Y en verdad tampoco hacía mucho por desprenderse de él, y no sin razón, pues a este calificativo lo oía como un cumplido.

El homenaje de los panistas a Felipe González el viernes pasado fue un pequeño reconocimiento a lo que este hombre hizo por su partido en las trincheras que le tocó estar. Cumplió hasta el final siempre con decoro. El hombre dejó huella de su personalidad en lo que hacía y en lo que decía. Yo conviví mucho con Felipe González y encontré en él la franqueza, la extroversión, la sencillez, la rapidez mental y la inteligencia. Cuando lo conocí me pareció asombroso su magnetismo. Recuerdo que sentía su presencia semejante a un dínamo que generaba y atraía la energía que le rodeaba. Casi siempre nos reuníamos a comer los domingos en su cabaña. Y esas comidas eran lecciones sobre el arte de la política, donde mezclaba en una corriente turbulenta, comentarios, interpretaciones, datos estadísticos y un colorido anecdotario. Y así partió para siempre.

El homenaje póstumo panista fue tan sólo una pequeña retribución a lo que Felipe González hizo por su partido. Su obra tanto política como material ahí está a la vista de todos. Sin duda, Felipe fue un activo de real valía para su partido y un político que hizo mucho por Aguascalientes.