Sin duda alguna, la representación estudiantil no es una tarea sencilla y requiere de diversas credenciales, principalmente de legitimidad. Quienes aspiran a ocupar estos cargos deben mostrarse ante la comunidad que desean representar, de ahí que los ejercicios de elecciones democráticas, con base en principios y reglas previamente establecidas, son esenciales para garantizar no sólo la idoneidad de los aspirantes, sino su valía al frente de la población, es decir, que lograron convencer que su perfil es el más adecuado para defender los intereses de las y los alumnos. En el caso particular de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, nuestro principio fundamental siempre ha sido la autonomía universitaria, algo que está reconocido a nivel constitucional (Artículo 3° fracción VII de la CPEUM), así como también se ha vuelto el emblema de todas y todos los universitarios. Gracias a esta autonomía podemos ejercer libremente nuestras ideas, participar en eventos inclusivos, organizar y estructurar nuestras instituciones estudiantiles de representación e incluso tener voz y voto dentro de las decisiones más importantes de nuestra casa de estudios (caso particular de las y los consejeros universitarios y representantes). Por este motivo, quisiera advertir que la convocatoria lanzada el pasado jueves 23 de febrero de este año, por parte del Instituto Aguascalientense de la Juventud (IAJU) de instaurar el Consejo Universitario de Aguascalientes (CUA) (con cargos representativos en las universidades con procesos externos a las instituciones que buscan representar) es una propuesta mal planeada y violenta flagrantemente la autonomía universitaria desde diferentes ejes que vale la pena considerar.

En primer lugar, la UAA cuenta con diferentes cargos de elección estudiantil para la elaboración de proyectos y ejecución de programas internos (sociedades de alumnos y federación de estudiantes); así como también, con cargos de representación en órganos de toma de decisión (consejeros representantes y consejeros universitarios). Es a través de este mecanismo que se le ha permitido a la comunidad universitaria expresar la voz de más de 20 mil estudiantes en toda nuestra casa de estudios, así como también son posiciones de acción que permite a las y los alumnos elaborar proyectos en beneficio de la colectividad y defender los intereses de todas y todos los estudiantes. Por ello, es totalmente incongruente que una institución pública pretenda suplantar los cargos estudiantiles, designando de forma externa a “nuevos consejeros” y que ellos ejecuten planes de trabajo, dado que excluyen a las y los alumnos de poder elegir a sus representantes y (peor aun) les privan de tener una representación legítima (no serían electos por la comunidad, sino por funcionarios ajenos a nuestra institución).

Segundo, existen múltiples áreas de acción que podrían abordar desde el IAJU para darle mayor impulso al desarrollo integral de las y los estudiantes, a través de la elaboración de proyectos multidisciplinarios, culturares, artísticos, foros de discusión, etc.; así como también, podrían colaborar con otras instituciones públicas para tratar temas como la deserción escolar, baja calidad educativa, atención socioemocional, etc. Sin embargo, optan por opacar a las instituciones legítimas de representación estudiantil e imponer a sus propios delegados, violentando la autonomía de la universidad e invalidando la voz de miles de estudiantes universitarios.

Tercero, si el objetivo es incluir a las diferentes voces representativas de la comunidad universitaria estatal, lo primero que deben hacer es reconocer a las instituciones legítimas y escuchar a las y los representantes estudiantiles que sí fuimos elegidos democráticamente y por la propia comunidad que representamos, no instaurar un “órgano externo” ilegítimo para movilizar nuevas alternativas que, finalmente, no serían legítimas.

Personalmente, siempre he elogiado los esfuerzos de inclusión estudiantil y que los gobiernos abran espacios para las y los jóvenes que deseen compartir sus opiniones, que éstas sean tomadas en cuenta y se generen propuestas de mejora colectiva. Así mismo, también reconozco la labor que han desempeñado los miembros del IAJU (de los cuales, tengo el gusto de conocer a diversos miembros a quienes siempre les he externado mis opiniones de forma respetuosa y hemos tenido puntos de vista compartidos). Sin embargo, considero que esta propuesta es totalmente irresponsable y requiere replantearse de pies a cabeza. Si el objetivo es generar un espacio estatal de representación universitaria, deben reconocer primero a quienes ocupamos cargos de representación estudiantil y los alcanzamos a través de vías democráticas y legítimas. De lo contrario, mi pronunciamiento como consejero universitario del centro de ciencias sociales y humanidades es firme: no reconozco la instauración de este “COA” ilegítimo y externo, exhorto a las autoridades estatales a respetar la autonomía de la UAA y a sus representantes legítimos. La autonomía universitaria no es negociable, nunca.