El Tianguis

Uno de los puntos esenciales del Barrio de La Purísima es el tianguis, ese espacio donde confluyen miles de personas realizando transacciones comerciales los martes y domingos. Creo oportuno traer el origen de la palabra tianguis, de acuerdo con su etimología, deriva de la palabra náhuatl tianqui, que quiere decir vender, comerciar, traficar, de esta derivaron otros términos como tianquizulco “en el mercado viejo o antiguo”, tianguiztenco “en la orilla de la plaza o del mercado”. Historiadores describen de cómo a Hernán Cortés le impactó el tianguis ubicado en Tlatelolco, destacaba la función social y comercial en el pueblo Azteca, relataba que “podían comprarse productos destinados a la alimentación, vestido y cuidado del hogar, así como piedras preciosas, diversos tipos de joyas, plumas de aves, adornos de hueso, conchas, caracoles, entre otros insumos.” Por cientos de años la figura del tianguis siguió en la sociedad mexicana, y en Aguascalientes no fue la excepción.

La historia del Tianguis de La Purísima tenemos que remontarnos a finales del siglo XIX con algunos puestos de venta de productos (principalmente cosechas de las huertas cercanas), se comenzaron a ubicar por el paso del tranvía. Cuando comenzó la construcción del Templo, a principios del siglo XX se reubicaron la calle norte de este, hoy llamada J. Refugio Reyes. Fue hasta el “3 de marzo de 1938, un oficio del Ayuntamiento indicaba que había vendedores ambulantes en el lado norte del templo, y se pedía se pasaran al terreno acondicionado en el actual Mercado” (Reyes, A. 2021 p. 47), cabe destacar que algunos de estos comerciantes donaron recursos para la construcción del Mercado Reforma, que fue terminado e inaugurado hasta 1961; Si bien, algunos se ubicaron en las piedras y locales dentro del mercado, pronto otros comerciantes de manera natural comenzaron a vender sus productos alrededor de este, principalmente los domingos aprovechando las familias que atraían las misas. Pero fue hasta la década de los 70 con el impulso de la industria textil, que vendedores de telas procedentes del estado de Guanajuato, comenzaron a instalarse sobre la calle Ezequiel A. Chávez para ofrecer desde pedacería, metros, hasta rollos de variedad de telas, los días martes; pero la demanda de pedidos ocasionó que también se instalaran los domingos -fecha que también se colocaban los puestos alrededor del mercado-. Esto detonó que otro tipo de comerciantes también se instalaran, proveedores de refacciones o reparadores de máquinas de coser, vendedores de hilos y materiales de tejido, así como quienes realizaban productos como chambritas para bebé, sábanas, vestidos, camisas, pantalones, los ponían a la venta de quien asistía.

Rápidamente se comenzó a consolidar como un punto de encuentro comercial de relevancia para la ciudad y el estado; los domingos las familias de distintos puntos de Aguascalientes podían ir al templo a misa, comprar su mandado en el mercado, desayunar o comer en los puestos o locales que ofrecían variedad de platillos, pasear y chacharear en el tianguis; y si tenían tiempo, hasta podían llegar al Parque Hidalgo a pasar una gran tarde, subiéndose en el famoso trenecito. Un fabuloso microcosmos sociocultural único en la región.

En la década de los 80, con las crisis económicas, el tianguis comenzó a sufrir una paulatina mutación. Las nuevas generaciones -algunos hijos de esos primeros tianguistas- comenzaron a vender productos de la llamada fayuca, la modernidad y la influencia de la cultura norteamericana comenzaba a impactar.

A la fayuca, la RAE establece y puntualiza que en México se utiliza para hablar de algo que es de “contrabando”, agregando que se refiere concretamente a la “introducción de mercancías sin pagar aduana”. Recordemos que en esos años estaba el modelo de sustitución de importaciones, que buscaba bloquear las importaciones de productos manufacturados en el extranjero con la intención de ayudar a una economía nacional a aumentar los bienes producidos dentro del país; pero con una cultura pop Norteamérica y de consumo, que se difundía en los medios de comunicación, la población encontraría maneras de allegarse los productos, y por supuesto el tianguis de La Purísima era un ejemplo perfecto: tenis L.A Gear, kaepa, Reebok, Nike, pantalones Levi’s, Dickies, lentes Ray-ban, perfumes de casas de prestigio, variedad de dulces y golosinas extranjeras, tarjetas de básquetbol o las polémicas Garbage, juguetes G.I Joe, He-man o de las caricaturas de moda para niños y niñas, piezas para bici’s Haro, Redline, GT, mongoose, electrónicos como grabadoras, walkman y videocaseteras, por lo que el tianguis se comenzó a convertir en un punto de encuentro para las nuevas generaciones, por ello también emergieron otras opciones como la venta de casetes con mezclas de música, puestos especializados con aditamentos según la subcultura: “cholos”, “raperos”, “surfos”, “rockeros”, “metaleros”.

Recorrer, ver, interactuar y comprar en el tianguis era una experiencia que despertaba todos los sentidos, para todos los gustos y todos los presupuestos, la década de los 80 considero fue su máximo esplendor, era tal la cantidad de personas que prácticamente caminaban hombro con hombro, que se decía había “un mar de gente”, esas masas de personas realizando compra-venta generaba un importante flujo económico que contribuía y beneficiaba al incipiente desarrollo de Aguascalientes.

Hoy, con sus altibajos, y que se enfrenta la competencia de muchos otros tianguis y opciones como los centros comerciales, datos del Ayuntamiento, el tianguis de la Purísima sigue siendo el segundo con más puestos de la capital, con aproximadamente 850, sólo superado por la Línea de fuego, por lo que pregunto: ¿Quién no tuvo o tiene algo que compró en el Tianguis de La Purísima?

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