Jesús Orozco Castellanos
El padre Francisco de Tembleque fue un franciscano nacido cerca de Toledo, España, que decidió venir a la Nueva España en 1542, en compañía de Fray Juan de Romanones y Fray Francisco de Bustamante. Se quedó a vivir en un pueblo llamado la Congregación de Todos los Santos, hoy Zempoala, en el estado de Hidalgo. Debido a que los colonos españoles se aprovechaban del agua que los indígenas utilizaban, proveniente de los manantiales del cerro de Tecajete, el padre Tembleque mandó construir un acueducto de 48 kilómetros que va de Zempoala al pueblo de Otumba, en el estado de México. Así se dotó a los indígenas del agua que requerían. Es la obra de ingeniería hidráulica más importante que se construyó durante el virreinato. En realidad fue la más importante del continente americano en su momento. Imaginemos un acueducto que fuera de Aguascalientes a La Chona (un poco más allá).
El padre Tembleque es un personaje controvertido. Hay quienes afirman que la fecha de su nacimiento es incierta y que se desconoce su verdadero nombre. Tanto así que se hizo llamar Francisco, en honor al santo de Asís, y que adoptó como apellido su lugar de nacimiento: Tembleque, un pueblo cercano a Toledo. Pero que llegó a la Nueva España y mandó construir el acueducto, está fuera de toda duda. El mérito es enorme.
En el esfuerzo del padre Tembleque participó también Fray Bernardino de Sahagún, el célebre defensor de los indios. La verdad es que resulta increíble que no estemos enterados de la existencia de semejante obra monumental en nuestro país. Yo me enteré porque leí una nota periodística en la que se da cuenta de la molestia de los actuales usuarios del acueducto, que se quejan de que se están realizando tomas clandestinas (por así llamarlas) por parte de personas que no cuentan con el permiso para la utilización de esas aguas. La gran mayoría de los usuarios legítimos son ejidatarios que sólo cuentan con ese recurso en tiempos de sequía. Y el agua es de muy alta calidad.
Más del 90% del acueducto es subterráneo. La parte construida a cielo abierto es un conjunto de arcos de medio punto gigantescos. Nos hace recordar el acueducto de Segovia, que construyeron los romanos en el siglo II de nuestra era, en tiempos de Trajano. Es éste un acueducto de 15 kilómetros de longitud y lo más interesante es que entre las piedras no hay argamasa. Lo que le da solidez a la estructura es el acomodo perfecto de las piedras y el tamaño de las mismas: en la parte baja son más grandes. Es apenas creíble. Los romanos mantenían el dominio de sus colonias a base de grandes obras de infraestructura, sistemas de comunicación, una lengua común que era el latín y un acervo cultural impresionante. Las comunicaciones incluían esa especie de clave Morse con antorchas encendidas que hacían posible enviar de noche un mensaje de Roma a Londres en unas cuantas horas. Algo portentoso. Un recorrido en carruaje y luego en barco para cruzar el Canal de la Mancha, podría tomar varios meses. Lograron que fuera en horas. Con tan eficiente comunicación, pudieron mantener la unidad del Imperio durante siglos.
El acueducto del padre Tembleque, que todavía está en funciones, muy probablemente requirió el corte de algunos cerros o lomeríos para mantener un trayecto homogéneo que en su parte más alta alcanza casi 40 metros. Para ese tipo de cortes los romanos utilizaban la fuerza del agua. Es probable que los españoles hayan hecho lo mismo en el siglo XVI. Si consideramos que las tierras de regadío a los lados del acueducto son de un kilómetro de largo, estamos hablando de casi 100 kilómetros cuadrados de extensión. Es un mundo de terreno. Los beneficios para los lugareños son enormes.
San Junípero Serra
En este espacio hemos comentado, incluso recientemente, acerca de Fray Junípero Serra, monje franciscano nacido en Palma de Mallorca, que llegó a la Nueva España en el siglo XVIII y que fundó las misiones de la Sierra Gorda en Querétaro, así como las de la Alta California: San Diego de Alcalá, Nuestra Señora de Los Ángeles, Monterrey, San Luis Obispo, San Francisco de Asís y la del Santísimo Sacramento (actual capital del estado). Pues bien, el Papa Francisco lo va a canonizar el próximo mes de septiembre, durante su visita a Estados Unidos. Como ya hemos dicho, Fray Junípero Serra vivió la mayor parte de su vida en la Nueva España. Hacía recorridos a pie de la Ciudad de México a las mencionadas ciudades de California. Como tenía voto de pobreza, no le era permitido utilizar caballos ni carruajes. Eran recorridos de cuatro o cinco meses. Murió en Monterrey, en el actual estado de California. Al no contar con un milagro probado, se va a realizar una canonización “equivalente”, basada en la gran veneración que le tienen los fieles.
Lo que tal vez resulta poco aceptable entre los mexicanos es que, para efectos del conteo, se le va a considerar santo norteamericano, quizá porque murió en lo que hoy es el estado de California. Será el primer santo hispano de los Estados Unidos. El historiador Steven Hackel, profesor de historia de la Universidad de California, considera que es tal la importancia de Fray Junípero, un hombre “extraordinario” que bien se le podría comparar con Washington o Jefferson “a la hora de explicar Estados Unidos”. Tal vez la comparación sea exagerada, o quizá los norteamericanos parten del hecho de que California es el principal estado del país, en términos de población y desarrollo económico. Se dice que si se considerara al estado de California como un país, sería la octava economía del mundo, por encima de México y Brasil. Tiene más de 22 millones de habitantes y un ingreso per cápita cercano a los 40 mil dólares por año. Es altísimo si se toma en cuenta que la mayoría de los trabajadores inmigrantes, muchos de ellos indocumentados, percibe salarios bajos, incluso bajísimos.
La reforma educativa tendrá que esperar
El viernes pasado, el secretario de Educación Pública Emilio Chuayffet declaró que la evaluación de los maestros será suspendida “indefinidamente” para “contar con más elementos” (¿no hay suficientes?). Es muy probable que la razón de fondo sean las elecciones federales del próximo siete de junio, así como las elecciones para gobernador en nueve estados de la República. O tal vez el gobierno federal no resistió las presiones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que recientemente bloqueó varias de las principales avenidas de la Ciudad de México porque sus integrantes se oponen, precisamente, a que los maestros sean evaluados.
Se trata de un asunto muy grave porque en el país hay elecciones año con año. En Aguascalientes tendremos la elección para gobernador dentro de un año. O sea que difícilmente habrá una coyuntura favorable para consolidar la reforma educativa, uno de cuyos pilares es justamente la evaluación de los profesores. Se resisten a ser evaluados porque reprobarían el examen. Así de simple.