El Colegio de Médicos Cirujanos muestra su preocupación respecto a la actual estrategia de vacunación contra el COVID-19 implementada por el Gobierno Federal. Su presidente, Guillermo Llamas Esperón, subrayó la urgencia de adaptar las medidas sanitarias conforme a la evolución del virus, dando prioridad a la seguridad y eficacia de las vacunas.
El especialista enfatizó que el COVID-19 aún está presente. Pese a las declaraciones de las autoridades sanitarias, la enfermedad no ha desaparecido. De hecho, se ha notado un incremento en los casos en México, Estados Unidos y Europa, relacionado con las nuevas variantes del virus. Por ello, insistió en la importancia de usar vacunas actualizadas.
Hizo hincapié en que las vacunas Abdalá, Sputnik y la mexicana Patria se diseñaron basándose en las estructuras del virus original que provocó la pandemia hace más de tres años. Sin embargo, no están configuradas para combatir eficazmente las nuevas variantes del COVID-19 en circulación. Señaló que, en Estados Unidos, la FDA ha limitado el uso de estas vacunas iniciales a favor de las denominadas «bivalentes», que ofrecen protección contra las recientes cepas del virus.
Comparó este escenario con la vacuna de la influenza, que se renueva anualmente para enfrentar las variantes emergentes del virus. Llamas Esperón cuestionó por qué en México no se sigue un protocolo semejante para el COVID-19, especialmente considerando su mayor letalidad en comparación con la influenza. Manifestó, además, sus reservas respecto a las vacunas rusas Sputnik, cuya proveniencia genera dudas debido al bloqueo comercial actual con Rusia y su posible caducidad.
Por lo expuesto, instó a que Cofepris realice una revisión meticulosa antes de proseguir con la administración de estas vacunas en la población. Sugería también que se permita la venta libre de las vacunas Pfizer y Moderna en farmacias, brindando a la ciudadanía la opción de obtenerlas. “En Estados Unidos, estas vacunas poseen un precio asequible, rondando los 40 dólares”.
Concluyó al indicar que la comunidad médica, tanto a nivel estatal como nacional, está inquieta ante la eventualidad de una nueva campaña de vacunación que pueda suscitar escepticismo entre la población, análogamente a lo sucedido con la vacuna cubana en Aguascalientes, la cual tuvo escasa aceptación.