
Por: Itzel Vargas Rodríguez
Hacía 8 años, Obama encabezaba una ejemplar campaña electoral que logró despertar nuevos sueños y aspiraciones entre los habitantes de los Estados Unidos, conquistando a un sector social invisibilizado en la agenda política: los migrantes.
Consolidando la primer gran campaña que se estrenaba utilizando las redes sociales y plataformas como Youtube, además de la utilización de gráficos juveniles y atractivos, así como de un mensaje que apelaba a la unión, trabajo conjunto y al alcance de metas con la potente palabra de “Hope” o “Esperanza”.
Así, con una estrategia comunicativa bien planeada, incluyente y creativa, Obama logró llegar a la Presidencia sin portar un apellido histórico de presidenciables, como los Bush o justo los Clinton, sin mucha fama que le precediera, pero con una historia de vida, muy parecida a la mayoría de los estadounidenses que viven el llamado “sueño americano”.
Obama arribó a la Presidencia de los Estados Unidos por los cielos en cuanto aceptación social, y se despide ahora, casi una década después, con una percepción pública muy positiva, sobre todo entre las generaciones más jóvenes y las pertenecientes a los sectores afrodescendientes y migrantes. Un aspecto muy peculiar, si tomamos en cuenta la desacreditación que tienen la mayoría de los Presidentes a nivel global y especialmente en el continente Americano.
Justo su esposa y él, se han posicionado como un referente de interacción de calle, sin muchos protocolos, con lenguaje amable y hasta en cierto punto cómico. Experimentando el hecho de que un político, aun siendo el hombre con más poder en el mundo, también puede tener una vida común como cualquiera, y lograr la cercanía con la gente.
Hemos visto por ejemplo cómo Michell Obama ha hecho apariciones en famosos programas de talk shows bailando, cantando… mostrando una parte humana. Y por su parte, hemos visto cómo el mismo Obama dio un memorable discurso hace un par de meses en la Casa Blanca, en donde se realizaba la cena anual de Corresponsales y en donde él literalmente dijo al final: “Sólo tengo dos palabras…Obama”… y justo en ese momento soltó el micrófono (drop the mic) a la manera hip-hopera.
Ahora, hace algunos días, el aún presidente de los Estados Unidos participó en un cómico programa leyendo tweets groseros de usuarios dirigidos a su persona, y al final, se topó con el tweet de Donald Trump en donde menciona que él había sido el peor presidente de ese país, a lo que Obama le contestó: “Al menos llegué a ser presidente de los Estados Unidos”, y con esto último, sorteó vivamente el ataque.
Si hiciéramos una línea del tiempo de los altibajos de Obama, encontraremos que al final de su primer cuatrienio encontró bastantes problemas, muchos de los cuales correspondían a la percepción de que esa idea de “Esperanza” se había quedado muy corta a lo que inicialmente en campañas prometió.
Sin embargo, su política ha sabido mantenerse diplomática y aún con los errores de gobierno y faltantes, su interacción cotidiana con la gente es lo que ahora le ha valido una buena percepción pública, una muy aceptable reputación online, además de convertirse en un personaje que inspira credibilidad, (la muestra de esto último lo comprobamos por ejemplo, en los discursos que han emitido él y su esposa en la campaña de Hillary Clinton para darle soporte).
Su percepción, puede que le valga volver al poder más temprano que tarde.
Él, sin lugar a dudas, ha marcado precedente de la comunicación política fresca, cercana a la gente, creativa e interactiva en dos planos: on-line y off-line.
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