Víctor Hugo Granados Zapata
El avance por la defensa de la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE) se ha visibilizado en mayor medida durante los últimos días. Como logramos apreciar hace casi una semana, la movilización de la sociedad civil fue enorme y en diferentes ciudades del país, aunque el apoyo que se reflejó en la Ciudad de México fue, sin lugar a dudas, el que más tenía impulso, aglomerando cientos de miles de personas en las calles principales de la ciudad, exigiendo el freno a la reforma electoral. El debate en torno a este cambio que plantean hacerle al INE ha sido abordado por diversos medios, sin embargo, en esta ocasión quiero hacer una reflexión en torno a los órganos constitucionales autónomos y la importancia de que cuenten con perfiles eminentemente técnicos, porque de lo contrario se encamina al país a la reacción de la coyuntura política y se dejan de lado las cuestiones técnicas esenciales que permiten el progreso sostenido del país.
En ocasiones anteriores he analizado en este mismo espacio cómo la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) ha sido uno de los errores más grandes que ha cometido el Congreso de la Unión y el Poder Ejecutivo en turno. Este órgano constitucional autónomo fue desaparecido con la reforma al artículo 3° de la constitución en 2019, como un factor “clave” para eliminar la famosa “reforma educativa de 2013”, sin embargo, todo fue un capricho político y electoral del magisterio. Es cierto que con la reforma educativa del “Pacto por México” se le daban mayores atribuciones a dicho órgano en torno a la evaluación docente, pero su papel era aún más importante que eso ya que generaba evaluaciones sobre la situación de la educación en el país, desde los diferentes enfoques con los que cuenta: brecha educativa, desigualdad, infraestructura escolar, etc. Su integración, similar a la del INE, era por consejeros que debían ser expertos en materia educativa, quienes efectuarían su cargo sin presiones políticas dado que su papel era promover recomendaciones de política pública y la evaluación constante de la política educativa.
Evidentemente, tener a una institución que esté constantemente indagando sobre los avances de las administraciones en materia educativa es un problema para los políticos que buscan impulsar programas clientelares o con miras de aumentar la popularidad de su partido, de ahí que el presidente Andrés Manuel López Obrador colocó, durante su campaña, al INEE como la institución “enemiga” de la educación, buscando el apoyo del magisterio durante las elecciones y así desarticular la política educativa e implementar los programas de becas para el bienestar, universidades Benito Juárez, etc. Uno podría pensar que es normal que un gobierno entrante haga este tipo de cambios, sin embargo, los efectos que traen consigo es lo que debería importarnos realmente. Expertos en materia educativa como Gilberto Guevara Niebla han descrito este panorama como el “obscurantismo educativo”, dado que fomentan medidas sin ningún tipo de evaluación y promocionando logros en la materia sin algún respaldo técnico. Actualmente, la SEP se ha convertido en el trampolín electoral de muchos políticos como Esteban Moctezuma y Delfina Gómez, así como premio de consolación de otros como la ex candidata a la gubernatura de Aguascalientes Nora Rubalcaba, la actual subsecretaria de educación superior (quien ha aprovechado su formación docente como discurso político, muy al estilo de Elba Esther Gordillo, siendo más aliada de MORENA que de quienes habitan las aulas que tanto dice conocer y representar).
¿Cuál ha sido el resultado de estas malas decisiones? 5.2 millones de alumnas y alumnos abandonaron sus estudios durante el ciclo escolar 2020-2021 (Ecovid-Ed, 2021), la eliminación de programas esenciales para combatir la brecha educativa como PROSPERA y Escuelas Tiempo Completo (este último, afectando a más de 3 millones de niñas y niños de las comunidades más alejadas del país) y finalmente una propuesta de marco curricular y planes de estudio totalmente distante a la realidad que vivimos en México (inventada por capricho de Marx Arriaga, director de materiales educativos de la SEP). Al no existir el INEE, no contamos con evaluaciones legítimas sobre el estado actual de la educación en nuestro país, dependemos directamente de las evaluaciones estatales y la SEP sigue sin dar la cara en torno al impacto de la educación a distancia en la formación de millones de alumnas y alumnos. Tenemos perfiles eminentemente políticos y no técnicos como autoridades educativas, lo cual nos está conduciendo a un panorama educativo desolador y complejo.
Regresando al tema del INE, si permitimos que pase la reforma electoral que propone el presidente, existe una alta probabilidad de que el panorama electoral tenga una transición similar al panorama educativo. Un arbitraje electoral integrado por políticos (tanto consejeros como magistrados electorales) y sumiso siempre a la coyuntura política, generando un retroceso de más de treinta años en nuestra democracia. La educación en México se encuentra navegando en un mar lleno de neblina a conveniencia del capitán ¿usted quiere el mismo destino para la democracia mexicana? Yo no y por eso defiendo al INE.