Prof. Flaviano Jiménez Jiménez
Más de 30 maestras y maestros de secundaria, en pequeños grupos, comentan acerca del nuevo plan y programas de estudio de la educación básica (2022) y pareciera que hay malestar, en la mayoría de ellos, por la forma en que se están dando a conocer los documentos en cuestión. Aunque no es exactamente malestar lo que expresan, más bien es un desencanto porque la información y los cursos sobre los nuevos programas no se están dando como ellos esperaban o deseaban.
La mayoría de ellos esperaba que expertos en diseño curricular y eminentes pedagogos vinieran para explicar, puntualmente, en qué consisten los cambios tanto en los enfoques como en los contenidos de los programas de estudio; cómo aplicar, en el terreno de los hechos, esos cambios; y presentar los materiales educativos de apoyo para el desarrollo de los contenidos de aprendizaje; entre otras cuestiones. Pero, en lugar de expertos, la Secretaría de Educación tan sólo envió, vía internet, información para que los maestros lean y se enteren de qué se trata; y con base en esta información que formulen el programa analítico que será el que, finalmente, se aplique en las escuelas de educación básica. Y, tal vez, sea esto lo que más desconcierta a los docentes, pues, nunca han diseñado programas de estudio con el rigor científico, técnico, pedagógico, psicológicoy la profundidad que se requiere en estos casos.
Es necesario siempre tener presente que la Secretaría de Educación jamás ha enviado, ni enviará, a expertos para una explicación presencial sobre nuevos programas, mucho menos para su aplicación; en el mejor de los casos, eventualmente, puede enviar a un conferencista para que en una o dos horas pronuncie un florido discurso sobre la reforma y eso sería todo; por lo que, como siempre, son docentes los responsables de sacar adelante los cambios en la educación con sus propios esfuerzos y capacidades profesionales; y esta vez no será diferente. Sólo hubo un esfuerzo extraordinario de 1993 a 1995 para operar los nuevos programas de Español y Matemáticas de la educación básica de aquel entonces; pero este esfuerzo fue por parte del recién creado Instituto de Educación en Aguascalientes. Este organismo, para afrontar el reto de comprender y desarrollar los nuevos programas, capacitó ex profeso a grupos de docentes en ambas asignaturas; y, posteriormente, estos grupos (que dependían directamente del Instituto) se dieron a la tarea, a su vez, de capacitar por regiones o municipios a las maestras y maestros que estaban frente a grupo; a quienes se les brindó, además, seguimiento y asesoría pedagógica personalizada durante dos ciclos escolares. Las evaluaciones sobre el trabajo realizado reportaron extraordinarios resultados. Por cierto, esta experiencia no se ha repetido en ningún otro momento.
Si el actual Instituto de Educación tuviera interés en revivir la experiencia citada, sobre todo ante la incertidumbre imperante en estos días, por los nuevos programas, podría acudir a las propias memorias del organismo con el objeto de recuperar ideas exitosas y brindar apoyos que tanto están necesitando los docentes. El Instituto cuenta con suficientes recursos humanos para tal fin y, también, cuenta con funcionarios del más alto nivel académico como para lograr metas con altura de miras. Es cuestión de voluntad política.
Independientemente de la información, vía electrónica, los docentes aún requieren capacitación presencial para el mejor entendimiento de los nuevos programas y para mayor seguridad en su aplicación; máxime que se requieren espacios suficientes para la discusión e intercambio de ideas en la formulación del programa analítico indicado. Pero si esto no es posible, por las razones que sean, entonces queda esperar que las maestras y los maestros, individual o colectivamente, empeñen su mejor esfuerzo para brindar la educación que merecen niños, adolescentes y jóvenes de la entidad.