Luis Muñoz Fernández
Los servicios públicos están en el punto de mira del poder económico y político y son un enorme pastel a repartir. La connivencia de las élites económicas privadas con los gestores y el poder político son manifiestas, lo cual se refleja en valores e intereses compartidos y en las prácticas de clientelismo y de “puertas giratorias” a través de favores políticos, pagos y salarios millonarios irregulares y adjudicaciones sin concurso.
Ana Martínez y Montse Vergara. Cómo comercian con tu salud, 2014.
La imagen es emocionante. Son dos mujeres jóvenes con una pancarta que reza “Salvemos nuestros hospitales. No a la privatización”, que se manifiestan en las calles de Londres junto a un grupo numeroso de personas. La fotografía apareció el pasado miércoles 6 de mayo de 2015 en un artículo publicado en El País que se titula “La sanidad pública, gran campo de batalla ideológica en Reino Unido”.
Este jueves 7 de mayo los británicos acudieron a las urnas para elegir a los integrantes del Parlamento. Pese a que las encuestas de las preferencias electorales mostraban un empate entre el Partido Conservador del actual primer ministro David Cameron y el Partido Laborista encabezado por Ed Miligan, ha sido el partido de los “tories” (conservadores) el que en definitiva se ha alzado con una victoria contundente.
Como en todo país civilizado y verdaderamente democrático, ante la derrota de su propuesta política, Ed Miligan ha dimitido como líder de los laboristas. Y lo mismo han hecho Nick Clegg, líder del Partido Liberal Demócrata y Nigel Farage, que encabezaba el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés).
En Lewisham, uno de los barrios más pobres de Londres, se podían observar unos carteles que decían “Piensa en el Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) cuando vayas a votar”. Y es que una de las principales preocupaciones de los ciudadanos ingleses es su sistema sanitario. Hace poco más de un año y como fruto de las reformas legales que ha impulsado el gobierno actual, reformas que siguen las tendencias predominantes en muchos países para privatizar y mercantilizar la sanidad pública, estuvo a punto de cerrarse el Hospital Universitario Lewisham. La movilización ciudadana evitó la clausura.
Sin embargo, con el triunfo del Partido Conservador, es previsible que el gobierno presione para que se reestructure –léase se privatice– el Hospital, así que los habitantes de Lewisham siguen vigilantes el discurrir de los acontecimientos:
… pero los vecinos, como Rebeca Tunner, que aguarda una cita de pediatría con su hijo de tres años, no se fían, “Para algo bueno que tenemos nos lo quieren quitar”, se queja la mujer, vestida con un chándal gris. Tiene 25 años pero aparenta 10 más. Como ella, la mayoría de los ciudadanos consideran el NHS –financiado con impuestos, gratuito y universal– una de las joyas de la corona. Tanto, que Nigel Lawson, ministro de Hacienda con Margaret Thatcher, bromeó con que la sanidad pública es “lo más parecido que un inglés tiene a una religión”.
Una religión a la que el envejecimiento de la población –que añade presión al sistema– y años de austeridad y ajustes han puesto en serios apuros. Pese a que el primer ministro David Cameron en su momento consideró al NHS “intocable”, desde su llegada al poder en 2010 se ha cerrado uno de cada cuatro centros de atención continuada, se han incrementado las listas de espera un 11% y recortado los sueldos de los trabajadores sanitarios hasta un 10%.
Según Gonzalo Pozo, profesor en economía política internacional de la King’s College de Londres, el debate se centra en el cambio de modelo del NHS:
… el último gran bastión del contrato social imperante en el Reino Unido tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. En 2012, la coalición David Cameron-Nick Clegg empredió una de las mayores reformas del sistema desde su creación…
… La reforma ha convertido al sistema público de salud, o más bien a determinados servicios –desde centros enteros a la gestión de las guardias médicas o la atención a enfermos de cáncer–, en una inversión apetecible para ciertas empresas. Pero hay pedazos del pastel mucho más jugosos que otros, afirma Martin McKee, profesor de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de Londres…
… Por eso, algunos expertos temen que la reorganización y la fragmentación del sistema terminen con el espíritu del NHS, creado para garantizar la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, sin importar su renta, “from cradle to grave” (“desde la cuna hasta la tumba”). “El NHS transformó el país y muchos británicos se sienten profundamente orgullosos de él. Es por esto que el debate sobre su futuro es prioritario, porque de alguna forma también atañe a lo que significa ser británico en el siglo XXI, y si esta identidad continuará incluyendo un firme compromiso con la solidaridad social y la redistribución económica”, sostiene el profesor Pozo.
Podemos preguntarnos qué importancia tiene para nosotros, mexicanos y aguascalentenses, la información de los párrafos precedentes. La tiene y mucha. Se ha hablado ya de una próxima reforma estructural que, en esta ocasión, afectará al sistema nacional de salud. Es evidente que varias empresas privadas, incluyendo grandes multinacionales, se han acercado a las autoridades de la Secretaría de Salud para establecer relaciones y aprovechar las magníficas oportunidades de negocio que se vislumbran.
Tal es el caso de PwC, una firma internacional de servicios profesionales fundada originalmente en 1849 con sede en Inglaterra y los Estados Unidos de Norteamérica, que ha emitido un documento titulado “Perspectivas del Sector Salud en México para el 2015”, el cual se puede consultar en la Internet: http://www.pwc.com/es_MX/mx/industrias/archivo/2014-11-perspectivas-2015-sector-salud-mexico.pdf . He aquí un párrafo revelador:
No cabe duda que para el 2015 y lo que resta del sexenio de la actual administración, los cambios en el sistema nacional de salud serán notorios y progresivos. Para ello la práctica de salud de PwC México ha preparado su perspectiva de cara al año que viene, desde el punto de vista de prestadores de servicio de salud, farmacéutico, médico, regulatorio, de dispositivos médicos, tecnológico y de aseguradoras médicas.
Es evidente que se trata del mismo lenguaje en el que se expresan las reformas de los sistemas públicos de salud de otras partes del mundo, incluyendo la inglesa. Desde que, como dice el doctor Ruy Pérez Tamayo, la medicina ha pasado de ser un servicio para convertirse en un negocio, los sistemas nacionales de salud son un bocado muy apetitoso para los inversionistas nacionales y extranjeros, que ven en los usuarios un inmenso mercado cautivo del que se pueden obtener ganancias enormes. Y cuando la salud se mercantiliza, quienes la pagan –en metálico, con sufrimiento y la muerte– son siempre los ciudadanos.
¿Podemos los aguascalentenses sentirnos orgullosos de nuestro sistema estatal de salud como lo están los ingleses del NHS? Aunque existen afortunadas excepciones, la impresión general de nuestra realidad es descorazonadora, tanto en lo estructural como en lo funcional. Y en una época de elecciones como la actual, es lamentable que el discurso de los candidatos sobre este tema no rebase los lugares comunes, las vaguedades y los argumentos poco sustentados, cuando no falaces. ¡Lástima que aquí no tengamos la valentía ni la madurez cívica para salir a exigir nuestros derechos!
http://elpatologoinquieto.wordpress.com