La vida del tiburón ballena gira en torno a la búsqueda de un mar cálido dónde habitar. Este animal se alimenta mayormente de peces, tiene la capacidad de nadar miles de millas náuticas durante toda su vida y es por ello que pasa buscando dónde quedarse, dónde se encuentra el pescado del que comen y sobre todo la temperatura del agua más adecuada para ellos.

Es el caso de La Paz, en Baja California Sur, lugar en donde han habitado durante los meses de más frío y curiosamente, uno de los mayores atractivos de esta ciudad es la experiencia con el tiburón ballena. Sin embargo, la visita de este pez se ha visto transformada conforme han pasado los años, un guía turístico con 20 años de experiencia en esta atracción me compartió el cambio abrupto que ha tenido. Mientras que en un principio estaba la actividad muy mal regulada, no había en sí protección para esta especie y por ende compañías turísticas se dedicaban a hacerlo sin mayor capacitación. Después vinieron una serie de regulaciones por parte de autoridades de protección animal porque si bien la especie no se encuentra en peligro de extinción, su descenso se ha visto plasmado.

Este año, La Paz experimentó una versión distinta, pues si bien el tiburón ballena apareció a finales del otoño, se fue a inicios de febrero, anticipándose 2 meses y de lo que muchas organizaciones turísticas se han visto afectadas.

Este hecho es ocasionado por cambios en las condiciones climáticas y provocando la migración del animal hasta las costas de Chiapas, donde se vio en las pasadas semanas.

El hecho actual de la presencia del tiburón ballena en La Paz es que es propiamente regulado, es una especie protegida y existen multas severas en caso de acercarse cuando no está permitido o cuando las autoridades no determinan que se encuentran los suficientes para no perjudicarlos, pues la visita también incluye nadar con ellos.

Es una lástima que hayan emigrado tan pronto, naturalmente han optado por la preservación de su especie.