
Elvira Carrasco Rueda Agencia Reforma
Ninguna otra época del año ofrece platos y preparaciones tan suculentos como la Navidad.
No sólo el pavo y su relleno, sino los tamales, el ponche, los postres y las bebidas que se consumen a lo largo de diciembre y hasta febrero suponen un festín.
Sin embargo, pasado el famoso Guadalupe-Reyes los excesos empiezan a cobrar la factura en el peso y, sobre todo, en la salud.
Para evitar arrepentimientos, la maestra en nutrición Nancy Campos sugiere algunos tips básicos.
TRATAR DE INCORPORAR ELEMENTOS NUTRITIVOS.
Ya sea eligiendo las botanas más saludables, como nueces, frutos secos, frutas y verduras, o sustituyendo versiones saludables de los platillos favoritos, como tamales preparados con aceite de oliva, pastas y sopas sin salsas cremosas o pavo sin relleno.
EL CONSEJO QUE SE APLICA A TODAS LAS ÉPOCAS Y DIETAS, es medir las porciones. Si eres de esas personas que no le gusta privarse de nada y espera ansiosamente las delicias de la temporada, trata de no comer en exceso sólo porque es Navidad.
BEBER AGUA. Mantener la hidratación del cuerpo bebiendo 2 litros de agua diarios es otra de esas reglas de oro, pero más urgente durante esta época en la que el clima frío favorece platillos con alto contenido en grasas y las bebidas alcohólicas abundan.
CUIDADO CON LA BEBIDA. Muchas veces el ánimo que inspira la época puede repercutir en la cantidad de comida o bebidas alcohólicas que se ingieren, afirma Campos. No hay que olvidar que hay un aspecto emocional vinculado a esto, y que ya sea por alegría o tristeza se puede caer en excesos.
No hacerse propósitos poco realistas. Aunque no está mal reiterar la intención de cuidar la salud, bajar de peso o hacer ejercicio, no debería limitarse a un periodo de tiempo específico, usualmente posterior a los excesos navideños, y con expectativas poco realizables. Es mejor cuidarse poco a poco y constantemente.