
Imelda Robles Agencia Reforma
MONTERREY, NL.- Sentado afuera del Hospital Metropolitano, Maximiliano Arguello, de 23 años, un enfermero del área de pacientes más críticos de Covid-19, confiesa estar ya fatigado por el incremento de contagios y la mayor carga laboral que esto representa.
En junio se contagió del virus y estuvo un mes aislado en un hotel que les proporcionó la Secretaría de Salud estatal.
Ahora, con más de 100 mil casos de la enfermedad y más de 5 mil muertes, Maximiliano dice que están a tope en el hospital.
«Cansado, estresado, fastidiado, más que nada por la carga de trabajo», señala sobre su estado de ánimo.
«En un momento dado se llegó a dar la baja un poquito de pacientes… y ahora con todo esto que abrieron todo, fue cuando otra vez nos fuimos para arriba y cada vez vienen más complicados. Personas que estaban en resguardo son las que tenemos ahorita como pacientes críticos».
Con más de 200 pacientes, el Metropolitano es el hospital más grande de Nuevo León reconvertido para atender esta contingencia.
Al término de sus jornadas, salen enfermeros y médicos con uniformes quirúrgicos exhaustos. En sus rostros se refleja el cansancio.
Ernestina Pérez y Aylín Almaguer son enfermeras del área de urgencias. Ambas coinciden en que la indisciplina de los ciudadanos ha provocado el repunte.
Aylín ya tuvo Covid-19 y venció al virus, pero lamenta que no todos sus compañeros lo lograron.
«Hemos perdido muchos compañeros durante estos meses», menciona, «hacemos todo, todo, lo posible por salvarlos».
Paola Loredo tiene 19 años, estudia el bachillerato en el Conalep y le tocó iniciar su servicio social en enfermería en agosto. Esta nueva realidad la ha impactado
«Hay pacientes que están muy graves», destaca.
Afuera del área de urgencias siempre hay familiares.
Dora Nelly Muñiz, espera información de su hermana de 55 años. Tenía tres días aislada en casa, y se complicó.
«Me la tuve que traer», dice Dora Nelly, «luego luego le dieron la atención médica».
Es solo uno de los casos diarios que van sumándose.