
El pasado 9 de octubre el Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en sesión extraordinaria aprobó el “Plan de Arbitrios Anual para el Ejercicio 2015”, mismo que según el artículo 193 del estatuto de su ley orgánica, es el documento que contiene las cuotas que pagarán los alumnos por concepto de inscripción, colegiatura, exámenes, revalidación de estudios, expedición de certificados y demás derechos.
Desde hace casi veinte años, es decir desde 1995, el Consejo Universitario año con año ha autorizado este plan de arbitrios con un aumento en razón del año inmediato anterior, proporcional al incremento del salario mínimo vigente para la zona. En este 2014 no fue la excepción, bajo ese parámetro, este órgano colegiado, conformado por maestros, alumnos y personal administrativo, aprobó que para 2015 tratándose de colegiaturas de alumnos de licenciatura éstas tendrían un incremento de 35 pesos mensuales, y tratándose de las de bachillerato, de 28 pesos.
Pues esto, que aparentemente no significaba nada más que una determinación legítima hecha bajo una práctica ordinaria, terminó provocando aguas turbias dentro de la vida universitaria.
Algunos consejeros universitarios padecieron del síndrome de la chimoltrufia, votaron a favor del aumento en las cuotas y posteriormente manifestaron su rechazo, si el sustento del cambio de liana radica en el desconocimiento de lo que votaron, es lamentable su falta de responsabilidad; y si el sustento radica en el cambio de opinión, es lamentable su disvariante actuación.
Por su parte la Federación de Estudiantes manifestó estar en contra de este aumento gradual a las colegiaturas e informó que alzaba la bandera de huelga desde el 16 de octubre y hasta que las autoridades les dieran alguna respuesta concreta, ¿a qué? no lo señalaron en su primer manifiesto, ¿en qué sentido? tampoco.
Mientras tanto, en redes sociales, nació de la noche a la mañana una cuenta que se autonombró “Conciencia UAA”, manifestó su rotundo rechazo a ese incremento y convocó a toda la comunidad estudiantil a una rueda de prensa a celebrarse el próximo lunes.
Este ente digital, sin rostro y sin nombre, en su portal se autodefine como una página de estudiantes que no se sienten representados por sus representantes y que están dispuestos a pelear, ¿contra quién? no lo señalan.
Al respecto establecieron en su página: “Uno de los principios de la universidad pública es brindar educación a todos los sectores de la sociedad. Hoy la UAA con el aumento de colegiatura está privilegiando la educación pública.”
En efecto, el derecho a la educación constituye un derecho fundamental reconocido por el Estado mexicano y por ende éste, a través de sus instituciones, se encuentra obligada a brindarla, empero, recordemos que la norma no hace a la realidad, en México la educación es un privilegio, el acceso a la educación superior es exclusivo y no por un aumento gradual de 28 pesos sino por las condiciones de desigualdad de las que no nos podemos desprender.
Partiendo de esta irrefutable realidad, los ciudadanos que tienen oportunidad de acceder a la educación superior en instituciones públicas se convierten en privilegiados que en consecuencia adquieren responsabilidades ante la sociedad, como el obtener el mayor aprovechamiento académico posible ya que gracias al esfuerzo de todos los que pagan impuestos se obtienen recursos para sostener a la UAA. En nuestro país, tratándose de educación superior pública, todos pagamos para que pocos puedan superarse.
Bajo estas premisas y considerando estas realidades, el principio de corresponsabilidad para el alumno traducido en que pague una parte minoritaria del costo de su educación y esta parte sufra incrementos razonables, no constituye ni un atropello ni un abuso, al contrario, se sostiene en pilares cargados de justicia.
Es defendible a toda costa el derecho de los alumnos de expresarse aun sin importar lo cercano o lejano que se encuentren de la razón, sin embargo, carecerá de legitimidad toda manifestación si ésta se engendra bajo intenciones desestabilizadoras o pretensiones personales. Las huelgas universitarias o sus intentos, son herramientas válidas para garantizar la libertad de expresión y buscar alguna reivindicación ante una violación grave, pero su uso se debe hacer con responsabilidad y sobre todo con sustento. Una huelga constituye un extremo radical y alternativo de expresión en defensa a los derechos de su comunidad y no una simple estrategia de persuasión política tomada a la ligera.
La Universidad Autónoma de Aguascalientes es una institución de primer nivel, se encuentra dentro de las 200 instituciones de excelencia académica dentro de toda Latinoamérica, sus instalaciones superan a las de la mayoría de las instituciones privadas en nuestro Estado, su planta docente aglutina a nuestras mentes más capaces y sus alumnos egresados se sitúan en condiciones privilegiadas dentro de la oferta laboral, en este contexto, su comunidad universitaria tiene también la obligación de contribuir a su fortalecimiento y no a su debilitamiento. Una huelga no sustentada en motivos legítimos, lejos de abonar puede dañar severamente no solo a nuestra querida universidad sino a toda nuestra sociedad. Con la huelga no se juega.
@licpepemacias