Saúl Alejandro Flores
La semana anterior recordarán que comenté acerca de las múltiples características, o dicho de otra manera, que no se puede hablar de manera general respecto a la problemática del agua, debido a la transversalidad de dicho recurso hídrico; saben ustedes que el agua incide en diversos aspectos no sólo de la vida humana, sino de otras especies vivientes y no vivientes, es un elemento inorgánico que es vital no sólo para lo orgánico sino para los diversos procesos que involucran a lo inorgánico, pues el agua ha dado forma a la naturaleza desde su morfología superficial hasta la subterránea, incluyendo a las montañas y la propia atmósfera del planeta.
El agua está presente en casi todos los procesos de nuestro planeta, por supuesto, en todos los procesos biológicos de las especies vivientes en este mundo. Por lo anterior, es que el discutir o analizar la problemática desde una sola arista es insuficiente, por ello, se ha insistido en la transversalidad y que debe ser abordada desde una perspectiva integral y plural con el trabajo de diversos especialistas de varias disciplinas.
En consecuencia, hablar de problemática es hablar de muchos problemas, lo que implica múltiples agentes, causas, efectos y un abanico de alternativas, en otras palabras, es complejo, lo que implica que no se pueden, ni deben asumir posturas o políticas lineales y demasiado verticales, esta actitud ha sido parte del fracaso en la forma que va desde plantear soluciones, hasta ejecutar proyectos y obtener resultados.
De conformidad con las últimas reformas constitucionales que motivaron que hiciera aparición el llamado “derecho humano al agua”, la atención y preocupación de algunas autoridades es sobre su resolución, me refiero más al poder Judicial a través de los jueces, magistrados o ministros, dependiendo de qué tribunal o esfera estemos hablando estatal o federal. Lo mismo preocupa a algunas autoridades de los poderes ejecutivos estatales o del federal y subrayo que dije: “algunos” eso ya excluye a otros que deberían preocuparse y no les interesa, y por otro lado los congresos estatales que brillan por su ausencia en plantear legislaciones de vanguardia en el sector, más aún es penoso que existan en los propios congresos estatales y cámara de senadores o diputados “comisiones de recursos hidráulicos”, por cierto, nombre desfasado, o sólo que se vayan a dedicar solamente a la obra hidráulica, olvidando la política hídrica, desde ahí comienza la miopía, sólo se emplea, para que los legisladores de dicha comisión sean gestores o simples “cachavotos”.
Es importante comenzar a desagregar desde el ámbito conceptual la problemática del agua, catalogar y clasificar para poder emprender una política sistemática, ya que la única manera de poder hacer frente a los diversos conflictos y problemas es a través de una apertura a todo el universo del agua, a las diversas disciplinas que se involucran y posturas, posteriormente al diseño de un sistema (no debe confundirse con sistemas informáticos,) sino una metodología basada en la teoría sistémica, buscando el más apto para hacer frente a los problemas del sector.
La complejidad también se presenta en el incremento de problemas y la demanda de soluciones ante una contraparte de una oferta pobre en acciones, soluciones y alternativas que se emprenden, soy drástico porque el rezago es enorme, los problemas han sobrepasado la capacidad gubernamental, razón por la cual se diseñaron nuevos esquemas de atención como lo fueron en su momento las políticas públicas, luego la gobernanza y ahora en un futuro próximo desconozco cuál vaya a ser la modalidad de atención, pero más grave aún es que no se agotan los esfuerzos en políticas públicas, ni en gobernanza, porque los decisores desconocen dichas herramientas, pero aún desconocen la problemática, porque ocupan puestos públicos por decisión política no por necesidad de cubrir perfiles aptos.
Es obvio que se requiere siempre un rediseño de las políticas y estrategias, y sobre todo insisto en el tema de los perfiles, ya en alguna ocasión hace aproximadamente dos años en este espacio manifesté que el problema en el sector agua, es el que se refiere a la actitud humana, la indiferencia, soberbia, imposición de intereses económicos e ignorancia de los decisores, considerando a estos que por su nivel de responsabilidad ocupan un puesto público directivo en el sector público o privado, y en algunas veces en los sectores sociales y académicos que se tornan en cómplices de los enredos de una problemática.
Porque créanme, que si hubiese otra actitud y los perfiles de los decisores y ejecutores fueran los adecuados, se estarán haciendo frente con buenos resultados en la atención a los problemas, algunos estarán solucionados, otros tendrían avances muy significativos en favor no sólo de la población y usuarios de los servicios de agua, sino también en la propia sustentabilidad del recurso hídrico y lo propio en el ambiente.
Por ello he insistido en la importancia por desagregar y clasificar los problemas, así como determinar las líneas de acción y el diseño de estrategias, cierto que esto se hace cada sexenio, pero sucede un grave problema en el momento de la elaboración de los correspondientes programas sectoriales que es la baja y desacertada participación de sectores sociales empleados para legitimar la parte del proceso de socialización, porque se incurre en vicios de índole política, descuidando el valor y la importancia que reviste un acertado programa sectorial y otros instrumentos indispensables en la planeación del sector agua, por tal motivo, estimados lectores, es por ello, que les insisto en realizar bien las cosas, porque de ello depende que en México y en Aguascalientes el agua nos alcance.
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