En mi labor de rescatista he conocido muchos perritos muy especiales, la mayoría con  historias tristes de abandono o maltrato, el caso de Chief es uno de tantos no menos sorprendente por sus ganas de vivir y su actitud de alegría ante la vida.
No recuerdo la fecha exacta en que mi hijo me llamó para decirme que había encontrado un perro en la calle que estaba malito pues apenas podía caminar, como era una tarde muy fría le dije que lo llevara a la casa. Pensaba encontrar un perro en muy mal estado y lo que vi fue un perro que arrastraba las patas delanteras al caminar, pero en cambio irradiaba alegría. Como pudo salió a mi encuentro tratando en lo posible de desplazarse. Al día siguiente viéndolo con más detenimiento me percaté que sus patas delanteras no tenían fuerza para apoyarse y al avanzar hacía un movimiento parecido a una foca, por lo que mis hijos le pusieron de cariño “Foquita”.
Foquita era un cocker blanco con machas café, muy limpio pues salía muy despacio a hacer sus necesidades al patio, siempre está muy alegre y muchas veces trataba en lo posible de pararse sobre sus patas traseras.
Cuando llegó a casa, noté que tenía muchas pulgas y estaba sucio, pero a pesar de eso no estaba flaco ni muy descuidado lo que me indicaba que era de alguna casa cercana, estuvimos preguntando hasta que dimos con el dueño, el problema es que era un señor que casi no estaba en su casa y cuando lo pude ver le dije del perro y se lo llevé de vuelta. Feliz de pensar que había regresado un perro con su dueño estuve unos días, hasta que lo volví a encontrar en la puerta, fui a dejarlo a su casa pero el dueño no estaba otra vez, y así como tres intentos de regresarlo y los mismos que el pobre volvía a regresar. El dueño no hacía el menor intento de ir por “Foquita”. Hasta que hablé con él y le dije que yo me lo quedaría para darlo en adopción, le pregunté por qué estaba malito y me contó que se lo habían regalado así, que según sus anteriores dueños lo atropellaron y cuando lo llevaron al veterinario lo operaron pero no había quedado bien, también me dijo que su nombre real era Chief.
Cuando lo llevé al doctor me dijeron que tenía aproximadamente 8 años de edad, y que sus fracturas no tenían arreglo, pero que con una andadera podría desplazarse mejor. Por lo demás era un perro normal, nunca hubo diferencia por su discapacidad, hacía lo mismo que los demás perros, trataba de correr a la par aunque nunca los alcanzaba, se tiraba de panza para que se la rascaran y hasta trataba de pararse sobres su patas traseras para recibir algún premio, para él no existía la discapacidad.
Lo puse en adopción, casi después de un año en casa, cuándo lo llevaba a los eventos a mucha gente le daba lástima, mucha me decía que de plano no habría quien lo adoptara, o que así no llevaría una vida feliz, que mejor lo sacrificara, pero Chief tenía una mirada tan dulce y siempre estaba alegre, que en el fondo estaba segura que él tendría una familia.
El tiempo pasaba y la gente sólo se compadecía pero nunca hablaba de adoptarlo. Casi estaba perdiendo las esperanzas, hasta llegué a hablar con mis hijos de dejarlo con nosotros y no lo hicimos porque sabíamos que él merecía un espacio propio y cuidados especiales que no le podíamos dar por las condiciones de nuestra casa y que teníamos más mascotas.
Tanto fue que estuvimos pidiendo a Dios que le mandara una familia que en un evento en un centro comercial y cuando ya casi nos íbamos se acercó una familia y lo vieron, lo empezaron a acariciar y el respondió inmediatamente moviendo la cola y parándose en sus patas traseras.
proanmalLa familia hizo la solicitud respectiva y por fin Chief después de más de un año encontró su familia, que se comprometió a darle amor y calidad de vida. Y vaya que lo cumplieron pues en muchas ocasiones nos llegó a visitar, una vez en una carreola y la última llegó sobre dos flamantes rueditas delanteras que manejaba con mucha habilidad y claro con esa mirada de felicidad que a muchos conquista.
Gracias a Chief y a su alegría de vivir aprendí que no podemos darnos por vencidos, que a cada perrito o perrita le llega su familia ideal y cuando a veces pierdo la fe en las personas, puedo ver que existe gente buena que no duda en darle una familia a los perritos discapacitados.
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