La jornada de este martes comenzó muy temprano, específicamente a las cuatro de la mañana tiempo de México, con el partido que en el papel parecía más disparejo de los cuatro que se disputaron ayer. Argentina, campeona de América y favorita a llevarse la copa este año se enfrentaba a Arabia Saudita que para muchos era el rival más débil del grupo C.
Los primeros minutos del encuentro fueron tal como se esperaban, Argentina en posesión del balón y Arabia bien parado atrás. La albiceleste nunca le imprimió velocidad al juego y por momentos se veían en una cascarita al saberse superiores que los asiáticos. Apenas 10 de acción un dudoso penal sobre Leandro Paredes en pelota parada, que fue revisada por el VAR, le dio la oportunidad de oro a Argentina para irse adelante, Lionel Messi anotó la pena máxima, cobrando suave a la izquierda del arquero para lograr anotar en cuatro mundiales diferentes y adelantar a Argentina que parecía podía golear.
Más adelante Messi anotaría su segundo, pero se anularía por fuera de lugar. A partir de ahí Argentina cayó en un concierto de fueras de lugar ante la buena coordinación de la saga saudí, incluyendo dos goles anulados a Lautaro Martínez, el primero por una cuestión de milímetros. Con la mínima diferencia Argentina se fue al descanso confiando en sacar la victoria.
No obstante, jugadores como Leando Paredes y Rodrigo De Paul pecaron de soberbios y en la segunda mitad no entraban con fortaleza a las divididas. Arabia aprovechó esta situación para, en su primera jugada de peligro, empatar el juego con un remate cruzado de Saleh Alshehri que venció a Emiliano Martínez a los tres minutos del segundo tiempo. Argentina se desconcentró totalmente y sólo cinco minutos después Salem Aldawsari tomó un rebote dentro del área entre tres argentinos para sacar un remate colocado que terminó en el ángulo del arco albiceleste con cierta complicidad del Dibu Martínez.
De forma inverosímil Arabia Saudita ya ganaba el encuentro ante una Argentina noqueada que no sabía cómo responder. Luis Scaloni movió su banca metiendo a jugadores como Julián Álvarez buscando una reacción, pero Argentina careció de ideas ante un Messi apagado y aparentemente lastimado, un Lautaro desesperado y un Di María voluntarioso, pero impreciso. En los instantes finales Argentina tuvo algunos acercamientos, un par de cabezazos con Álvarez y Messi que fueron resueltos por el arquero Mohammed Alowais, que terminó siendo la gran figura del partido.
El tiempo transcurrió y las ideas se fueron diluyendo para Argentina, hasta que la enorme sorpresa se consumó dándole la victoria a Arabia Saudita que de inmediato, tras el silbatazo final celebraron los tres puntos como si fuera el campeonato del mundo ante la incredulidad del mundo entero que vio caer a una favorita de forma estrepitosa. Tras el sorteo del Mundial, el Dibu Martínez se alegraba diciendo “easy, easy” por sus rivales de grupo, ahora Argentina se ha complicado las cosas para simplemente avanzar de ronda de grupos.