La tarde de este viernes primero de septiembre, la comunidad de Aguascalientes perdió a uno de sus más queridos y ciudadanos: Don Carolino Serrano, el octogenario recolector que se convirtió en una figura local, falleció en la calle Madero, donde acostumbraba recitar sus poemas, siempre acompañado de su fiel perro, “Pinto”. A pesar de recibir pronta atención médica, don Carolino no pudo ser reanimado tras sufrir un infarto.
Un amanecer rutinario
Don Carolino comenzaba su día antes de que saliera el sol, pese a sus problemas auditivos y los años que llevaba a cuestas. Subido en su triciclo, y acompañado de “Pinto”, se encomendaba a Dios para recolectar la mayor cantidad de cartón, PET y fierro.
Más que un recolector, un poeta
En su vivienda, ubicada en el Barrio de la Estación, frente a las vías del tren, se aprecia un mural en el que él y su perro son los protagonistas. Originario de Veracruz, Carolino llegó a Aguascalientes hace más de veinticinco años y encontró a la mujer con la que formó una familia.
Viudo y con poco contacto con sus hijos, Don Carolino nunca dejó que el ánimo decayera. En sus momentos de soledad, pasaba el tiempo escribiendo poemas, los cuales enmarcaba y presumía con orgullo a quienes lo visitaban.
Resistiendo adversidades
Aunque vivió con humildad, Don Carolino no estuvo exento de las dificultades que azotan a la sociedad. En un par de ocasiones, delincuentes irrumpieron en su vivienda, llevándose objetos de valor. Sin embargo, esto nunca quebrantó su espíritu.
“Siempre agradecido con la vida”, como solía decir, Carolino se convirtió en un ejemplo de cómo vivir plenamente, más allá de las limitaciones o adversidades.
Legado de un luchador
Si bien Don Carolino no tenía una gran fortuna material, dejó un legado de tenacidad, gratitud y amor por la vida que resonará en las calles de Aguascalientes. Muchos recordarán su risa dicharachera, su entrañable cariño a su perro Pinto, y, sobre todo, la fuerza con la que pedaleaba su triciclo, como si tratara de adelantar al tiempo y a las penas.
Los poemas que recitó en la calle Madero, los dibujos que dedicó a la ciudad que lo acogió y su carácter inquebrantable, serán parte de la memoria colectiva de una comunidad que hoy despide a uno de sus más queridos personajes.
¡Descanse en paz, don Carolino!
