Jesús Eduardo Martín Jáuregui
El miedo no anda en burro, y cuando el burro es el que teme ¿en qué anda?
El presidente de los Estados Unidos Mexicanos, que no el presidente de todos los mexicanos, como gustan decir sus lacayos, de unos meses a esta parte ha exacerbado sus insultos, descalificaciones, calumnias, difamaciones a partir de que sus ocurrencias, alimentadas por su cohorte de zalameros y aduladores, han encontrado freno en algunos de los controles que, para el bien del país aún funcionan. Es claro que sus reacciones son patológicas. Un jefe de Estado, un estadista, en un país medianamente republicano hubiera sido llamado a cuentas por el parlamento. En México no tenemos parlamento, aunque las Cámaras se hayan inventado eso de “parlamento abierto”, que no son sino sesiones públicas. El Congreso es, con excepciones, una caja de resonancia en que se limitan a aprobar en el más puro estilo priista de la segunda parte del siglo XX, las iniciativas presidenciales en un simulacro de actividad legislativa. A pesar de eso, una minoría circunstancialmente configurada ha logrado frenar algunas de las más graves ocurrencias, planteadas como reformas constitucionales.
EL TEMOR A LA SUPREMA CORTE.- Una de las grandes derrotas de AMLO, la tuvo cuando trató de controlar la mayoría de los ministros y de imponer la presidencia de la Corte. Su candidata abyecta, cínica, desvergonzada, Yazmín, esposa del socio presidencial en la construcción de los segundos pisos del periférico en la CdMx, fue exhibida públicamente por el plagio comprobado de sus tesis de licenciatura y de doctorado. Con un arresto de dignidad, cuatro de los ministros que AMLO consideraba sus incondicionales se colocaron al lado de la sensatez, del derecho, y, para decirlo pronto, a la altura de la delicada función del Poder Judicial y eligieron presidente a la ministra Norma Piña con una larga, transparente y brillante carrera académica y judicial.
EL PRESIDENTE DESCUBRE LA CORRUPCIÓN.- AMLO intentó alargar el periodo del anterior presidente, el ministro Lelo, con un subterfugio legaloide mediante un agregado sorpresa a un artículo transitorio de una ley. Una maniobra soez, burda, ruin, que el Congreso aprobó, pero que los ministros evidenciaron, con el sumiso silencia de Lelo. Al término del periodo y bajo la presidencia de Piña, la Corte empezó a resolver acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales que el ministro Lelo había frenado (es facultad del presidente de la Corte la programación de asuntos), y en varios de los casos, a resolver contra el interés de AMLO, no de la presidencia, ni del ciudadano, ni contra el derecho, sino contra las ocurrencias centralizadoras del poder presidencial. Fue entonces que el presidente empezó a supuestamente “descubrir” la corrupción del Poder Judicial, los famosos fideicomisos existían desde Lelo, pero entonces fueron intocados. Su secretaria de Gobernación y ahora senadora, cobraba y sigue cobrando todas sus canonjías como ex ministra, sus ministros incondicionales nunca renunciaron a sus prestaciones. ¿Qué fue lo que cambió? Una presidente de la Corte que se puso a trabajar y a impulsar la justicia.
SUS CUATRO OBRAS PRIORITARIAS.- Con un populismo revolucionario mal digerido, AMLO que tardó catorce años en terminar su carrera, ha tardado más de cuarenta años en tratar de entender que el mundo ya cambió y no ha podido. Sigue viviendo en el autoritarismo de Echeverría, y practica un estilo personal de gobernar al estilo de aquél, como lo definió Daniel Cosío Villegas: político activísimo, mesiánico, locuaz y tarado. Sus tres caprichos disfrazados de obras fundamentales y prioritarias son un fracaso. El AIFA seguirá siendo un barril sin fondo en donde se simula que opera como aeropuerto, en tanto que el AICMA tendrá que seguir funcionando. Dos Bocas ha costado más del doble de lo presupuestado y aún no produce ni un barril de combustible, cuando el mundo está dando la espalda a los combustibles fósiles. El trenecito Maya que ha chupado dinero, dejará, si funciona, un pasivo que no se recuperará en treinta años. Su cuarta obra prioritaria sí funcionará, aunque esa obra no está encomendada al ejército sino a su amigo y socio, protector de su hijo José Ramón, Daniel Chávez Morán de Grupo Vidanta, y se trata de un gran desarrollo turístico en el Pacífico, alrededor de Punta Pérula, será sin duda un gran hito y AMLO tendrá la satisfacción y la compensación correspondiente.
SEGURIDAD NACIONAL O SEGURIDAD PERSONAL.- AMLO contra lo que dice (dime de qué presumes y te diré de qué adoleces), nunca ha sido transparente, mucha información de su administración en la CdMx fue declarada reservada al menos durante veinte años. Para seguir en la misma tónica, pero reforzada, encargó las obras a su nuevo socio el general Cresencio Sandoval, y el ejército se hizo cargo de la construcción, desarrollo y administración de sus obras insignia. No es fácil que alguien se anime a pedir cuentas al ejército, su fingida lealtad y su aparente cordialidad responden a una política y a una estrategia bien planeada que les ha permitido ir controlando aspectos claves ya no de la seguridad, sino también de actividades no tan transparentes: las aduanas, el tráfico de mercancías, los migrantes, etc. Para llover sobre mojado el presidente declaró a sus obras prioritarias como de seguridad nacional, razón por la cual no podrían ser objeto de suspensiones legales ni de investigaciones en sus finanzas.
LA AMENAZA DE LA CORTE.- AMLO sabe que muchos de los asuntos pendientes de resolver en la Suprema Corte tienen que ver con sus ocurrencias, sus arbitrariedades y sus caprichos. Implican sus violaciones constitucionales y las de sus lacayos, entre otras la falta de rendición de cuentas de sus obras prioritarias. Si la Corte decidiera( lo que sería totalmente legal) que se transparentara no sólo el gasto en sus obras clave, sino transparentar el manejo de sus programas sociales, auditar la forma en que se hacen llegar, cerciorarse de la veracidad de los padrones y la identidad de las personas, que ahora está en manos exclusivas de los organismos presidenciales como el Banco de Bienestar, seguramente saldría a la luz no sólo el manejo clientelar de ese dinero con propósitos electorales, sino también la corrupción en la distribución y desviación de grandes cantidades de dinero. El presupuesto aprobado para el siguiente año destina a programas sociales una cantidad que mueve a sospecha en tiempo de elecciones.
LA MEJOR DEFENSA ES EL ATAQUE.- AMLO ha emprendido una campaña de desprestigio, corriente y vulgar, difamatoria contra el Poder Judicial y contra sus integrantes a todos los niveles. La desaparición de los fideicomisos y reducción del presupuesto es una muestra de lo que podría venir si la Corte actúa conforme a derecho.
HOY MÁS QUE NUNCA LOS CIUDADANOS CONSCIENTES Y RESPONSABLES DEBEMOS
RAZONAR NUESTRO APOYO, EL PRESIDENTE HA ESTADO EN CAMPAÑA PERMANENTE PERO AHORA, LA REPÚBLICA, LA DEMOCRACIA, EN FIN, EL PAÍS, ESTÁN EN RIESGO.
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